¿Dónde están los abrazos, tu mirada cómplice, tu sonrisa? Voy buscando a ciegas tus manos y solo siento el frío que ha dejado el vacío de tu ausencia. Puedo verte pero ya no puedo sentirte. Te noto tan lejos que es imposible acercarme. Recuerdo nuestro último abrazo. Quizás porque sabía que no habría más. Y guardé a conciencia la esencia del mismo para impregnarme de ella cuando te necesitara. Pero la he usado tanto que se ha desvanecido. No buscaba un reemplazo de tus abrazos, tu mirada, tu sonrisa. Pero una mañana el viento me arrastró al pasado y encontré unos labios que en la distancia me envolvieron y colmaron mi alma, que desde entonces se hallaba vacua, deshabitada. Y entonces susurré tu nombre y se deslizó con el viento. No te he olvidado y no es mi intención hacerlo, pero ha llegado el momento de decirte adiós amigo mío. Que nos volvamos a encontrar.