Qué bonitas las palabras. Escucharte, mirarte mientras me hablas. Incluso cuando no dices nada porque con tu respiración me atrapas. Qué bonitos tus ojos. Cuando sonríes, cuando lloras, cuando estás en calma. Qué bonitos tus labios. Rosados, pequeños. Ellos que dibujan besos en mi cara. Qué bonitas tus manos. Cuando me pides que te acompañe, a todas partes, a ningún sitio en particular. Qué bonito tu pelo. Enredado en mis dedos, cuando duermes. Qué bonitos tus pasos. Torpes pero firmes, sin perder jamás el rumbo. Con fuerza. Qué bonita tu sonrisa. De cualquier manera en que la expreses. Qué bonita mi vida, que eres tú. Porque amarte es mi cosa favorita. A mis tres estrellas doradas.